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Authors: James Luceno

Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción

Agentes del caos I: La prueba del héroe (34 page)

BOOK: Agentes del caos I: La prueba del héroe
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—¿Intentaron enfrentarse al equipo del Servicio de Inteligencia ellos dos solos?

—Sólo había tres agentes. Capo jura que dos de ellos están muertos, y el tercero está muy malherido. Además, Darda insistió en ello.

—Y Capo le hizo caso —replicó Reck—. Ya hablaré luego con él.

—Se suponía que esto sería entrar y salir —dijo el enorme humano situado a la izquierda de Reck—. No tenemos tiempo de buscar por toda la nave. Yo digo que abortemos la misión.

Dos de los hombres gruñeron a modo de asentimiento.

—¡Silencio! —les dijo Reck—. ¿Qué más? —preguntó al portador de malas noticias.

—Ha aparecido una nave yuuzhan vong.

—¿Qué? —preguntó Reck sin poder creérselo, y se giró hacia el yuuzhan vong que iba con ellos.

El agente enemigo asintió.

—Me obligaron a revelar la naturaleza de esta operación a mis superiores. Es probable que hayan enviado la nave como apoyo.

Reck comenzó a hacer gestos, completamente furioso.

—¡Esa nave atraerá a todo el ejército de la Nueva República! Ahora tienen demasiadas preocupaciones como para intervenir en un asalto pirata. Pero estando los yuuzhan vong involucrados…

—Esa nave podría proporcionarnos el tiempo que necesitamos para encontrar a las desertoras —dijo el mensajero—. Aunque aparezca el ejército de la Nueva República. Nada cambiará mientras seamos nosotros quienes devuelvan a las desertoras, ¿no?

Reck se mordió el labio inferior, adornado con una joya, y asintió.

—Es hora de que los pasajeros sepan de qué va esto.

El mensajero señaló un intercomunicador que había en la pared.

Podemos emplear el sistema de megafonía.

Reck cogió el intercomunicador mientras uno de sus hombres manipulaba el selector de canales. El hombre asintió cuando encontró el canal adecuado, y Reck encendió el dispositivo.

—Atención, señores pasajeros —comenzó a decir en Básico—. Para tranquilidad de todos, les diré que no tenemos intención de secuestrar, robar o entregarles a los yuuzhan vong. Buscamos dos pasajeros concretos: una humana y una hembra no humana, probablemente en compañía de un humano herido. Si quieren dar la cara y ahorrarle este mal trago a todo el mundo, por favor, acudan al puente. Si alguien tiene información sobre su paradero y está interesado en obtener una sustanciosa recompensa, que venga también al puente.

»Si no viene nadie y nos vemos obligados a llevar a cabo una búsqueda en cada cubierta, no tendremos miramientos con nadie, y puede que al final hasta acaben en manos enemigas —Reck hizo una breve pausa—. Ah, un mensaje para las dos que estamos buscando. Si creéis que podéis esconderos o camuflaros entre la gente, pensároslo dos veces.

La nave personal del comandante Malik Carr, un ovoide de coral yorik dotado de proyectiles de plasma con forma de cono e impulsada por un dovin basal del mayor calibre, era la más rápida de la flota. Desde el puente, Nom Anor se dirigía a los villip conectados con el comandante y con Harrar. Las vistas del ventanal abarcaban no sólo a la corbeta de la Brigada de la Paz y el
Reina
, sino también a varios planetoides cubiertos de cráteres y al lejano sol bajo ellos.

—Tengo a mis agentes sometidos a vigilancia —les informó Nom Anor—. Se han neutralizado las capacidades del dovin basal de la corbeta, y he ordenado a nuestro propio dovin basal que impida que la corbeta se aparte del crucero. Si la Brigada de la Paz consigue localizar a Elan, cualquier intento de embarque fracasará.

—Esa corbeta podría llevar cazas que despegarían de ella —le respondió el villip de Harrar con una mueca.

—Ya lo han hecho tres naves y han entrado en el crucero. Emplearé nuestro dovin basal para impedir su regreso.

—Sitúa un dovin basal en una nave controlada a distancia para que haga todas esas cosas y disponte a retirarte —le comunicó el villip de Malik Carr—. Cuando tus agentes descubran lo sucedido, las naves de la Nueva República ya habrán acudido al rescate del crucero.

El villip de Harrar intervino.

—Sin duda tus equivocados agentes ya son conscientes de nuestra presencia. Cuando se den cuenta de que no pueden despegar se preguntarán por qué no acudes en su ayuda, y quizás intenten contactar contigo.

Que se desconcierten —soltó Nom Anor—. A mí lo único que me interesa es convencer a la Nueva República de que las acciones de la Brigada de la Paz son un intento más por nuestra parte de recuperar a Elan.

Se vio interrumpido por su segundo de a bordo, que le saludó haciendo chocar los puños contra los hombros opuestos para disculparse por la intrusión.

—Una nave está saliendo del hiperespacio, Ejecutor —el subordinado señaló a un ventanal en dirección a la estrella primaria más cercana—. Nuestro radar villip lo identifica como un portacruceros de la Nueva República.

Nom Anor se dirigió a los villip.

—La llegada de esa nave simplificará las cosas. Como se me ha sugerido, colocaré el dovin basal en una nave controlada a distancia. Los de la Brigada de la Paz intentarán huir y serán apresados, y Elan seguirá bajo custodia.

Se giró hacia el oficial del puente.

—Prepárate para enfrentarte también a los cazas enemigos. Puede que no apruebes esto, subordinado, pero tendrás que aparentar que huyes. Tienes mi palabra de que no se tendrán en cuenta tus pérdidas.

Capítulo 24

El portacruceros
Thurse
, recuperándose todavía de los daños sufridos en la batalla de Ord Mantell, entró en espacio real en las inmediaciones de Bilbringi, con los Ala-X saliendo de sus hangares de lanzamiento como avispas de una colmena. El
Reina del Imperio
flotaba entre el crucero y la lejana señal que los autentificadores identificaban como una nave de guerra yuuzhan vong, y lo que parecía una vieja corbeta anclada a uno de los lados del crucero.

El comandante de escuadrón Kol Eyttyn iba en la cima de la formación de cazas que tomaba forma poco a poco, y apretó el interruptor de su casco que abría la red de comunicación.


Thurse
, tenemos contacto visual con la nave yuuzhan vong. Un ovoide achatado de coral. Parece ser de clase fragata o algo así. Me recuerda a las piedras que hacía rebotar sobre la superficie del agua en los felices días de mi juventud.

—Esperemos que no rebote hacia aquí, comandante —escuchó la voz del capitán del portacruceros en su oído izquierdo.

—Afirmativo.

Los silbiditos de la unidad R2 que tenía detrás, en la cabina, le indicaron que los escáneres de corto alcance habían detectado un grupo de coralitas yuuzhan vong. Eyttyn abrió con la barbilla la red táctica.

—Las señales recibidas son naves enemigas, designadas coralitas —dijo a los pilotos de los escuadrones reunidos—. Activad las medidas de respuesta y los escudos deflectores. Compensadores de inercia al máximo. Tened en mente que estamos sacrificando la protección del láser para aumentar la potencia de tiro. Eso implica enfrentamientos a corta distancia, así que escuchad a vuestros líderes de escuadrón y no os separéis de vuestro compañero.

Eyttyn activó los controles del sistema de mantenimiento vital para ampliar el campo del compensador de inercia del caza estelar. Aunque el alcance protector del campo reforzado había sido pensado para que sirviera para engañar al compensador, y para que tratara las anomalías gravitatorias yuuzhan vong como cualquier otra, el campo podía verse sobrecargado por dovin basal de mayor tamaño, o por la confluencia de singularidades, como la que podrían crear la unión de tres o más naves.

Lo mismo pasaba con el paquete de datos del sensor, desarrollado tras las escaramuzas del Borde Exterior. Si bien el cambio en los radares de seguimiento aumentaban la capacidad del piloto para localizar a los coralitas, las variantes de forma y tamaño de los cazas enemigos limitaban la efectividad del dispositivo. Como siempre, un Ala-X sólo era tan bueno como lo eran su piloto y su androide.

Eyttyn aumentó la recepción de los sensores y empleó el pulgar para pasar las armas al modo láser, cuadrándolos para que los cuatro dispararan al apretar una sola vez el gatillo de los mandos.

—Escuadrones Rojo y Verde, quedaos atrás para hacer frente a los ataques que sufra el
Thurse
. Azul, en formación detrás de mí para un ataque contra la nave de mando. Los demás romperán filas cuando lo ordene.

Eyttyn se ajustó el cinturón y esperó a que el androide confirmara que tenía a tiro el enjambre de coralitas. Luego activó un interruptor que bloqueaba los alerones-s del Ala-X en posición de ataque y dio la orden de empezar.

Los coralitas abrieron fuego casi de inmediato con sus cañones volcánicos, liberando una tormenta de letales proyectiles. Ambos bandos se enfrentaron en una abrumadora demostración de tanteos, giros y vuelos en picado, puntuados por torrentes de láser y corrientes de mortífero plasma. La red táctica no dejaba de emitir ruidos de alerta, explosiones atronadoras y gritos escalofriantes pidiendo ayuda.

—Azul Cuatro, tienes a un coralita a las seis.

—Gracias por la ayuda, Tres. Creo que podré quitármelo de encima.

—Tengo tu flanco, Cuatro.

—Azul Ocho, ¿puedes ayudar a Azul Diez?

—Negativo, Diez. Tengo esto que arde.

—Cuidado a estribor, Cinco. ¡Tres coralitas a por ti!

¡A la derecha, Cinco, los tienes encima!

¡No puedo quitármelos de encima! ¡Tengo los escudos al treinta por ciento!

—¡Aguanta, Cinco, voy para allá!

Aunque los oía alto y claro, Eyttyn intentó ignorar aquellos gritos. Para el Escuadrón Azul, la cosa consistía en evitar que les dieran y reservarse el armamento. Se sabía que los cazas de coral yorik tenían pilotos individuales, pero respondían, al menos en parte, a elementos orgánicos que se hallaban en las naves de mando (lo que el enemigo llamaba yammosk, o Coordinadores Bélicos), de una forma semejante a las naves droides de antaño. Eyttyn sabía perfectamente que el Escuadrón Azul no podría derribar la nave él solo, ni siquiera con torpedos de protones, pero tal y como había demostrado repetidas veces el ejército de la Nueva República, a menudo bastaba con distraerlos lo bastante como para desconcertar a los pilotos de los coralitas y ralentizar las respuestas de sus naves.

De todas formas, los pilotos yuuzhan vong se apoyaban más en las capacidades de sus dovin basal que en tácticas evasivas. Mientras maniobraba entre el enjambre, Eyttyn sintió la influencia de esa macabra biotecnología tirando con dedos invisibles de los escudos del Ala-X. La unidad R2 también percibió el tirón, y silbó nerviosa un código que se tradujo en el monitor de la cabina.

Otra cosa a ignorar
, se dijo Eyttyn a sí mismo.

Con dos coralitas cerca, hizo girar su Ala-X sobre los estabilizadores y viró a estribor. En ese mismo instante, su compañero se hizo bruscamente a un lado y volvió a su posición para reencontrarse con Eyttyn en la trayectoria original. Otro par de coralitas acechaban desde abajo, pero sólo uno se lanzó en su persecución, y lo evadió sin dificultades.

Eyttyn observó el localizador de alcance. El tamaño de la fragata crecía en su monitor, pero aún no podía abrir fuego, y probablemente no lo haría hasta que no empezase a atacar el Escuadrón Azul.

A la izquierda de Eyttyn, Azul Cuatro empezó a vibrar bajo la influencia de dos coralitas que se le habían pegado en cola. El compañero de Eyttyn se acercó para disparar a una de las naves enemigas, pero la nave se negó a morder el anzuelo. Eyttyn redujo la velocidad con la esperanza de que el líder de los perseguidores de Azul Cuatro le siguiera a él, pero el piloto coralita adivinó la táctica de Eyttyn y desapareció enseguida de su vista.

En una impresionante demostración de maniobras evasivas, Azul Tres salió de la formación para acudir raudo en ayuda de su compañero. Pero los letales proyectiles lo buscaron y lo encontraron a medio camino, haciendo que saltara en mil pedazos.

Los dos coralitas que perseguían a Azul Cuatro aceleraron, se pusieron en posición de ataque y abrieron fuego. Atrapado en una elipse de misiles llameantes, Azul Cuatro desapareció en un torbellino de fuego carmesí y gas blanco.

Eyttyn convocó a las naves restantes para que crearan un círculo de protección mutua. Los disparos láser de Azules Ocho y Nueve arrancaron unos pedazos al casco de una nave enemiga. Tocada, la nave trazó una espiral a babor y explotó.

Un instante después, Azul Seis derribó a otro, pero se vio de pronto en medio de un intenso fuego cruzado. El Ala-X, con los escudos inutilizados, encajó un disparo tras otro, partiéndose en cuatro pedazos antes de desvanecerse para siempre.

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